Mejor no tentar a la suerte ya que el calor puede matar muy lentamente. Cuentan algunos carniceros de los pueblos colindantes que «han matado novillos y vacas que tenían dientes de oro porque antes de ser animales eran personas que habían hecho un pacto con Chico Largo». El resto del tiempo lo he pasado conversando con un chico tejano profesor de español y recorriendo el solitario y feo centro de la ciudad.
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