El Athletic madrileño, gracias al apoyo de su también poderoso homólogo vizcaíno en sus primeros años de vida, resistió esos envites, acogiendo a los socios y aficionados «huérfanos» de esos clubes extintos. «derbi madrileño». Esta paulatina incorporación al Athletic madrileño de elementos ajenos a su homólogo vizcaíno motivó, primero, que decidiera obtener la ya mentada personalidad jurídica propia en 1907 y, después, que fuera reduciendo de facto su relación con el Athletic de Bilbao, contando desde 1917 con un escudo propio puramente madrileño, con la osa y el madroño, distinto del que lucía el Athletic bilbaíno.
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