En época bizantina, los emperadores eran coronados precisamente en el Hipódromo de Constantinopla , construido por Constantino a imitación del Circo Máximo, aunque de menor capacidad (100.000 espectadores). « Los ultras de ahora son hermanitas de la caridad comparados con los ultras del circo romano », remarca el autor de «Panem et circenses» que da buena cuenta en el libro de disturbios que se iniciaron en el circo y terminaron en un baño de sangre, como la revuelta de Niká en la que murieron 35.000 personas o la que sofocó el emperador hispano Teodosio en Tesalónica con la ejecución de 7.000 personas.
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