En el partido de cuartos de final entre Italia y la selección anfitriona, y por orden directa del duce, Benito Mussolini, la selección italiana vistió de negro: camiseta, pantalón y medias. El partido se disputó en el Stade de Colombes de París y los italianos ganaron 3-1. Luego derrotaron 2-1 a Brasil en semifinales (2-1) y a Hungría en la final (4-2), ganando así su segunda Copa Jules Rimet. Cuando cayó el fascismo, nunca jamás volvió Italia a jugar de negro.
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